Imagine que usted está en piso
superior de un doubledecker (autobús
de doble piso) y que no tiene nada especial que hacer aparte de contar a los
demás pasajeros que se dirigen al trabajo a primera hora de la mañana. Como es
probable que todos los pasajeros sean independientes entre sí, podemos suponer
sin temor a equivocarnos que las fechas de sus cumpleaños estarán desperdigadas
al azar a lo largo de todo el año. Incluyéndole a usted, solo hay 23 pasajeros
a bordo. No es mucho, pero basta para afirmar que la probabilidad de que dos
pasajeros compartan la misma fecha de cumpleaños no es igual que la de que no
haya dos que la compartan, sino mayor que ella. ¿Lo cree usted? Hay millones de
personas que no, pero es totalmente cierto. Incluso a un experto con gran
experiencia en el ámbito de la probabilidad, William Feller, esto le parecía
asombroso.
¿Cuántas personas deben
congregarse en una sala para que sea cierto que dos personas compartan la misma
fecha de cumpleaños? Hay 365 días en un año normal (e ignoremos los años
bisiestos solo para simplificar las cosas), de modo que si hubiera 366 personas
en la sala al menos un par de ellas tendrían la misma fecha de cumpleaños,
categóricamente. No puede darse el caso de que todas ellas tengan fechas de
cumpleaños distintas.
Es el principio del palomar: si
hay n+1 palomas que ocupan n palomares, un palomar tiene que contener más de 1
paloma. Si hubiera 365 personas no podríamos estar seguros de que habría una
fecha de cumpleaños en común porque todos los cumpleaños podrían ser en fechas
distintas del año. Sin embargo, si se coge a 365 personas al azar esto sería
sumamente improbable y la probabilidad de que 2 personas no compartieran una
fecha de cumpleaños sería minúscula. Aun cuando sólo haya 50 personas en la
sala hay una probabilidad del 96.5% de que dos personas compartan una fecha de
cumpleaños.
Si se reduce aún más el número de
personas, se reduce la probabilidad de que dos personas compartan una fecha de
cumpleaños. Hallamos que 23 personas es el número para el cual la probabilidad
es a penas mayor que ½ y que para 22 personas la probabilidad de que se
comparta una fecha de cumpleaños es apenas menor que 1/2. El número de 23 es el
valor crítico. Aunque la respuesta al problema clásico del cumpleaños es
sorprendente, no es una paradoja.
¿Podemos demostrarlo?
Escojamos una persona al azar. La
probabilidad de que otra persona tenga la misma fecha de cumpleaños es 1/365 y
por consiguiente la probabilidad de que estas dos personas no compartan la
misma fecha de cumpleaños es de uno menos esto (o 364/365). La probabilidad de
que otra persona escogida al azar comparta su fecha de cumpleaños con alguna de
las dos primeras es de 2/365, de modo que la probabilidad de que esta persona
no comparta su fecha de cumpleaños con ninguna de las dos primeras es de uno
menos esto (o 363/365). La probabilidad de que ninguna de estas tres personas
comparta su fecha de cumpleaños es la multiplicación de estas dos
probabilidades, o (364/365) x (363/365), que es 0.9918.
Si continuamos esta línea de
pensamiento en los casos de 4, 5,6… personas, la paradoja de problema del cumpleaños
queda aclarada. Cuando llegamos a las 23 personas con nuestra calculadora de
bolsillo obtenemos la solución 0.4927 como la probabilidad de que ninguna de
ellas comparta la misma fecha de cumpleaños. La negación de que “ninguna de
ellas comparte una misma fecha de cumpleaños” es que “al menos dos personas
comparten un cumpleaños” y la probabilidad de esto es 1 – 0.4927 = 0.5073,
apenas mayor que el crucial ½.
Si n = 22, la probabilidad de que
dos personas compartan una misma fecha de cumpleaños es 0.4757, que es menos
que 1/2,- La naturaleza aparentemente paradójica del problema del cumpleaños está
estrechamente vinculada al lenguaje. El resultado del cumpleaños constituye una
afirmación sobre dos personas que comparten una fecha de cumpleaños, pero no
nos dice que dos personas son. No sabemos a quienes corresponderán las
coincidencias. Si el señor Trevor Thomson, cuyo cumpleaños es el 8 de marzo,
esta en la sala, podríamos hacer otra pregunta distinta.
¿Cuántos cumpleaños coinciden con
los del señor Thomson?
Para esta pregunta, el cálculo es
distinto. La probabilidad de que el señor Thomson no comparta su fecha de
cumpleaños con otra persona es de 364/356, de modo que la probabilidad de que
no comparta su fecha de cumpleaños con cualquiera de las otras n – 1 personas
de las sala es de (364/365) n-1. Por
consiguiente la probabilidad de que el señor Thomson comparta su fecha de
cumpleaños con alguien será de 1- este valor.
Si calculamos esto en el caso de
n = 23 esta probabilidad es de solamente 0.061151, de modo que solo hay una
probabilidad del 6% de que el cumpleaños de otra persona sea el 8 de marzo. Si
aumentaos el valor de n esta probabilidad aumentara. Pero tenemos que llegar
hasta n = 254 (incluyendo al señor Thomson en la cuenta) para que la
probabilidad sea mayor que ½. En el caso de n = 254, su valor es 0.5005. Este
es el punto de separación, porque n = 253 dará el valor 0.4991, que es menos
que ½. Tendrá que producirse una reunión de 254 personas en la sala para que
haya una probabilidad mayor que1/2 de que el señor Thomson comparta su fecha de
cumpleaños con alguien más. Esto esta quizá más en sintonía con nuestra
intuición que con la sorprendente solución del problema del cumpleaños clásico.
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