Es difícil encontrar un libro de matemáticas, o de ciencias en general, en donde destaquen las mujeres. Esto no es culpa ni de las matemáticas ni de las mujeres, sino de las estructuras sociales a la que han estado expuestas. Así un descubrimiento reliazado por una mujer tenía mucho más mérito. Con Marie Curie se hizo justicia a esta discriminación científica al ganar dos premios Nobel, uno de física y otro de química, algo único en la historia.
La primera mujer matemática es tan antigua como el propio término, que fue atribuido por Pitágoras. Si A Tales se le considera el primer matemático, a Pitágoras el padre de la matemática, a Teano se le considera la primera mujer matemática.
Teano fue discípula y esposa de Pitágoras y se le atribuye haber escrito tratados de Matemáticas, Física y Medicina, y también sobre la proporción áurea. Pero su saber se ramifica en otras ramas del conocimiento:medicina, astronomía, por lo que de muchas maneras es también una precursora de la investigación científica.
Al igual que el resto de los pitagóricos, sostenía que todos los objetos materiales estaban compuestos por números naturales; sin embargo, fue la primera en plantear la existencia del número áureo como esencia del universo. También destacó en el estudio de la cosmología. Dichos fundamentos han sido ampliamente estudiados por los matemáticos.
A Teano se le atribuye un tratado Sobre la Piedad del que se conserva un fragmento con una disquisición sobre el número:
“He oído decir que los griegos pensaban que Pitágoras había dicho que todo había sido engendrado por el Número. Pero esta afirmación nos perturba: ¿cómo nos podemos imaginar cosas que no existen y que pueden engendrar? Él dijo no que todas las cosas nacían del número, sino que todo estaba formado de acuerdo con el Número, ya que en el número reside el orden esencial, y las mismas cosas pueden ser nombradas primeras, segundas, y así sucesivamente, sólo cuando participan de este orden.”
Tras la muerte de Pitágoras, continuó dirigiendo la escuela junto con sus dos hijas. Como anécdota se cuenta que un discípulo joven se prendó de Téano en cuanto la vio y preguntó su edad a Pitágoras, quien le respondió: “Teano es perfecta y su edad es un número perfecto”. “Maestro, ¿no podría usted darme más información?”, insistió el enamorado, a lo que el pensador contestó: “La edad de Téano, además de ser un número perfecto, es el número de sus extremidades multiplicado por el número de sus admiradores que es un número primo”.
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